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viernes, 30 de septiembre de 2011

Violencia escolar e impunidad

La violencia en las aulas se ha convertido en un flagelo frente al cual las autoridades mantienen una actitud de ambivalencia que se traduce en una peligrosa aceptación.

Hace muy pocas horas se observó cómo el director de una escuela secundaria de Pergamino, en la provincia de Buenos Aires, había sido ferozmente golpeado por la madre de un alumno a la que había convocado al colegio para hablarle sobre el comportamiento de su hijo. También se conoció la agresión que sufrió la directora de un colegio de Tres Arroyos por parte de la madre de dos alumnos.

Los hechos, lamentablemente nada novedosos, que motivaron un paro por 24 horas de la Federación de Educadores Bonaerenses, se produjeron pocos días después de que se conociera una encuesta realizada en junio último por la Unión Docentes Argentinos (UDA) entre dos mil maestros agrupados en ese sindicato, según la cual tres de cada cinco de ellos tienen actualmente pedidos de licencia por problemas psicológicos, de estrés o deterioro físico a raíz de la violencia escolar. La muestra, realizada en 17 provincias y en la ciudad de Buenos Aires, indicó, también, que el 70 por ciento de los docentes está preocupado por los hechos de violencia física y verbal que frecuentemente se registran en las aulas.

Según la información proporcionada por el gremio, hay alumnos que concurren a la escuela bajo los efectos de drogas y portando armas blancas. De la encuesta surge que, por esos y otros motivos, un 90 por ciento de los maestros tienen miedo de lo que pueda suceder en el aula mientras están dando clase.

La UDA acaba de presentar ante la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley por el cual impulsa la creación de un núcleo integrado por representantes de los sindicatos docentes, psicopedagogos, psicólogos, asistentes sociales, médicos y abogados para abordar la problemática.

Es por cierto loable que el gremio busque la manera de neutralizar una situación de extrema gravedad como la descripta. Sin embargo, está claro que la raíz del problema y, consecuentemente, su solución pasa por algo demasiado evidente: el resquebrajamiento del respeto al principio de autoridad del docente, la evaporación de los límites entre alumno y maestro, y entre hijos y padres. Al fin, la pérdida de valores en un país cuya sociedad observó, entre otros casos paradigmáticos, cómo el poder premió a quien tomó una comisaría o a quien decide bloquear el funcionamiento de una empresa o, cosa de todos los días, interrumpir el derecho a la libre circulación.

No hay más que recorrer las crónicas de los últimos meses para comprobar que la violencia física en las escuelas, entre alumnos y de éstos sobre sus maestros, se ha convertido en moneda corriente, pero no hay que pasar por alto otros hechos de inusitada gravedad protagonizados por alumnos y que contaron con el apoyo de muchos padres, de docentes y de altas autoridades, como fueron las tomas de colegios. Las más recordadas fueron las del Nacional Buenos Aires y, más recientemente, las del Carlos Pellegrini, ambos dependientes de la Universidad de Buenos Aires. En todos los casos, la raíz de los bochornosos conflictos estuvo en los cuestionamientos de alumnos a resoluciones adoptadas por autoridades de los colegios e incluso del rectorado de la UBA, y su exigencia de participar en la toma de esas decisiones.

Ante la pasividad de las autoridades -en el caso de esos establecimientos, el Ministerio de Educación de la Nación, a cargo de Alberto Sileoni-, se utilizó una modalidad ya habitual en el país: la de impedir que quien no está de acuerdo con una protesta pueda seguir adelante con su actividad. En este caso, para ser claros, se impidió que alumnos y profesores que deseaban tener clases pudieran hacerlo.

El viejo y tácito acuerdo de padres y educadores en procura de formar a niños y jóvenes parece cada día más lábil. El respeto a la autoridad se ha desdibujado casi por completo y quienes tienen la obligación de restablecerlo están paralizados por el miedo a ser tildados de autoritarios y, consecuentemente, ser sancionados por sus superiores o mal mirados por la sociedad.

Fue patético escuchar a Sileoni, durante un diálogo radial con el director agredido, decir: "Si debiera haber sanciones, hay que tomarlas", luego de que el docente dijera que el alumno lo había atacado con un cuchillo. ¿Hace falta algo más para que recaiga sobre ese alumno una severísima y ejemplificadora sanción?

Hay que contar también con que el deterioro actual que se observa en muchas familias es responsable del problema en gran medida. El restablecimiento del principio de autoridad en el aula, en la escuela, es entonces tarea de toda la sociedad.

Lo que no se advierte es que haya políticas del Gobierno que marchen en esa dirección. Los reiterados y cada vez más graves hechos de indisciplina de todo calibre claramente indican que se está yendo en sentido contrario. Es decir, en franco retroceso.

Fuente: La Nación.

Mi opinión: No se puede creer que esto tenga que pasar. Uno estudia y trabaja con amor, porque realmente nos gusta esta profesión, y nadie nos cuida. Me parece bien que se trate de incluir a los chicos para que no estén en la calle, pero ¿por qué hay que aguantar a un chico violento con sus compañeros y profesores en el salón? Si se cuida a los alumnos que también se cuide a los docentes. Esto es producto de una pérdida de valores en general, ya desde la familia se educa desde el ejemplo, y con un modelo de madre tan violenta, ¿qué se puede esperar? Realmente me indigna que tengamos que aguantar todo esto. Jimena Trippano.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Frases para compartir

"El que conoce el arte de vivir consigo mismo, ignora el aburrimiento."
Erasmo de Rotterdam.

"La amistad sólo podía tener lugar a través del desarrollo del respeto mutuo y dentro de un espíritu de sinceridad."
Dalai Lama.

"Un amigo es aquel que te da la libertad de ser tú mismo."
Jim Morrison.

"No hagas nada de lo que después te arrepientas, ni te arrepientas después por no haberlo hecho."
Expósito.

"El amor es una orientación positiva, para la cual es esencial que se hallen presentes, al mismo tiempo, la solicitud, la responsabilidad, el respeto y el conocimiento del objeto de unión."
Erich Fromm.

"Creo en la necesidad de 'liberación' de los lazos, externos e internos, como condición para poder tener la 'libertad' de crear, obrar, querer saber, etc., para poder llegar a ser un individuo libre, activo y responsable."
Erich Fromm.

La amistad según Montaigne

"...Montaigne dice que con La Boétie les bastaba mirarse para entenderse. La palabra 'amistad' no tiene un significado fácil de develar. Hay amistades que son pasiones. Es cierto que en la amistad hay una contención. Es importante, por ejemplo, el silencio. Por eso la observación que hace Montaigne tiene su valor. Hay amigos con los que hablamos poco, o nos vemos poco, pero están siempre.

Hay amigos, dice el filósofo, con los que no pueden aflojarse totalmente las riendas. Hay relaciones auténticas en las que imaginamos que a los momentos de acercamiento pueden seguirles otros de ruptura.

(...)

Para que nazca y pueda existir en el tiempo una amistad duradera, deben pasar cosas misteriosas, aún para los mismos que la establecen. Entre estos misterios, contamos los fantasmas comunes. Una imagen arquetípica, un tipo de sensibilidad, una fobia compartida, una comprensión profunda respecto de ciertos miedos, una voluntad o alguna elección vital que se comparte, un dolor común, en todo caso, nada que pueda verbalizarse totalmente.."

Abraham, Tomás. (2010). Historia de una biblioteca: de Platón a Nietzsche. Buenos Aires: Sudamericana.

Cómo enseñar a razonar

1) Tener en cuenta que el verdadero razonamiento contiene aspectos analíticos, creativos y prácticos. Por lo tanto, se debe hacer hincapié en las 7 aptitudes fundamentales: la identificación del problema, el proceso de selección, la representación de la información, la formulación de la estrategia, la asignación de los recursos, el control de la solución y la evaluación de las soluciones.

2) Las 3 estrategias para enseñar en el aula son: la didáctica, las preguntas basadas en los datos y las preguntas basadas en el razonamiento (aproximación dialogada).

3) Aprender el modo de hacer preguntas y aprender a contestarlas. Los profesores pueden ayudar a los chicos a desarrollar estrategias de preguntas animándoles a tener en cuenta explicaciones alternativas de esos fenómenos, así como a considerar los medios para evaluar dichas explicaciones.

4) Para enseñar a que los niños desarrollen sus capacidades analíticas,el profesor tiene que proporcionar a los chicos la oportunidad de comparar, contrastar, analizar, evaluar y explicar.
Para ayudar a que los niños desarrollen las capacidades creativas, tiene que proporcionarles la oportunidad de crear, inventar, imaginar y suponer.
Para enseñarles a desarrollar sus capacidades prácticas, debe proporcionarles la oportunidad de usar, utilizar, aplicar y poner en práctica.
Estas capacidades pueden enseñarse mediante un modelo docente compuesto de 4 fases: la familiarización, la resolución de problemas dentro del grupo, la resolución de problemas entre los diferentes grupos y la resolución de problemas individuales.

5) Ayudar a los niños a desarrollar la resolución imaginativa de los problemas.

6) Para enseñar a razonar es necesario comprender los principios y dificultades fundamentales de la enseñanza.

7) Manejar el área emocional y la motivación.

Material extraído de:
Sternberg, R. y Spear-Swerling, L. (1996). Enseñar a pensar. Madrid: Aula XXI.

Frase para reflexionar

Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo.

Es tan corto nuestro paso por este planeta, que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene límites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos.

La educación como herramienta para mejorar vidas

Transformaron ideas novedosas en experiencias concretas, que multiplican las oportunidades de chicos en situación de vulnerabilidad social, en busca de un futuro mejor con una herramienta básica: la educación.

Estudiantes porteños que pensaron cómo una población salteña podría producir biogas, chicos santiagüeños que plantaron 1.000 árboles, y alumnas santafecinas que se convirtieron en tutoras de otros niños con dificultades en la alfabetización inicial en lengua y matemática, son los ganadores de la quinta edición del Premio Comunidad a la Educación. La creatividad y el esfuerzo fueron ingredientes básicos en estas iniciativas.

El objetivo central de este premio es revalorizar la figura del docente como agente decisivo para mejorar la calidad de la educación de alumnos vulnerables. Es un triste círculo vicioso: esta vulnerabilidad contribuye a profundizar la desigualdad de oportunidades educativas que reciben esos chicos.

"Cosechando biogas de las bacterias", de la Escuela Técnica N° 3 María Sánchez de Thompson, de la ciudad de Buenos Aires; "Árboles para mi comunidad", de la Escuela de Familia Agrícola de Colonia Alpina, en Santiago del Estero, y "Nosotros también podemos", de la Escuela José de San Martín N° 430, de Colonia Dolores, Santa Fe, son los ganadores de la edición 2011.

Otros tres proyectos, de los 70 presentados, recibirán una mención. Ellos son "Soles verdes", de la Escuela Estanislao López N° 6383, de Rosario, Santa Fe; "Tram@s: escuelas rurales en red", de la Escuela Nuestra Señora del Valle de Los Gigantes, en Punilla, Córdoba, y "Rescatando lo nuestro", de Sala Esculla, en Salta.

El jurado de la quinta edición del certamen estuvo integrado por el director del Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP), Gustavo Iaies; el coordinador del área Educación de Flacso Argentina, Carlos Skliar; el editor de la sección Cultura de LA NACION, Patricio Bernabé; la rectora de la Universidad Nacional de Córdoba, Silvia Carolina Scotto, y la directora del Instituto Nacional de Formación Docente (Infod), Graciela Lombardi, estudiaron los proyectos y eligieron los mejores.

El concurso está organizado por el Banco Galicia, la Fundación OSDE y la Fundación LA NACION, y cuenta con el apoyo de LAN, Cimientos, Fundación Leer y la Fundación Arte Vivo, que realizará un documental de cada práctica ganadora.

Los alumnos de la escuela técnica porteña trabajaron en la creación de un combustible para la comunidad aborigen Nazareno, de Salta, que les pidió ayuda para implantar una tecnología medioambiental que suplantara el uso de madera y yungas para cocinar y calefaccionar. "Produce conocimiento y, a la vez, da un sentido social al saber. Creo que la clave de la escuela media está en que los chicos se involucran cuando registran el sentido de lo que están aprendiendo", explicó Iaies, para referirse a esta práctica.

Los chicos de Santiago del Estero crearon un pulmón verde que protege al pueblo y crearon conciencia del cuidado del medio. "Combina el hacer y el pensar, algo que a la escuela a veces le cuesta, y revaloriza el papel de la experiencia", explicó Iaies, al hablar de "Árboles para mi comunidad".

Formar líderes

El proyecto de Santa Fe intenta capacitar a las estudiantes de segundo y tercer ciclo de la etnia mocoví para que trasladen sus conocimientos en un programa extraescolar de tutorías para alumnos de los primeros grados. Además, propone el rescate de la cultura y lengua mocovíes, la capacitación en informática para madres y una biblioteca ambulante.

Lombardi subrayó su originialidad y la revalorización de la cultura de los pueblos originarios de la propuesta. "Integra a la comunidad y fomenta el liderazgo", señaló.

"Es muy interesante ver el trabajo interinstitucional de las experiencias", consideró Lombardi. "Es increíble ver cómo disciplinas muy diferentes, como las ciencias naturales y el arte, muestran efectos educativos positivos", agregó Scotto.

Bernabé destacó que las experiencias elegidas salían de lo tradicional y permitían a los estudiantes medir en el corto plazo el resultado de sus esfuerzos. "Es importante destacar las prácticas que utilizan las ciencias duras, que, por lo general, no son fáciles para los chicos", dijo.

Todas las experiencias presentadas pueden verse en el sitio www.fundacionlanacion.org.ar/premio y funciona un mail para que los docentes puedan hacer consultas y participar de la edición 2012: premiocomunidad@lanacion.org.ar

Fuente: La Nación.

Mi opinión: ¡Qué bueno que se revalorice la educación! Realmente considero que es la mejor herramienta que tenemos para salir adelante. Que haya docentes y alumnos que se involucren en prácticas innovadoras y, a la vez, solidarias, es muy positivo. Jimena.

El factor genético en la esquizofrenia

Por Nora Bär | LA NACION


Caracterizada hace algo más de un siglo, muy pronto se advirtió que la esquizofrenia se da en mayor grado en ciertas familias. Y aunque no siempre la concentración familiar puede atribuirse a causas genéticas, evidencias surgidas de distintos estudios, como los realizados en chicos adoptados y en gemelos, venían sugiriendo con bastante claridad que el factor genético podía tener una importancia nada desdeñable, con una heredabilidad de hasta el 80%.

Esta semana, un trabajo que publica Nature Genetics, firmado por más de 200 investigadores que trabajan en 17 centros de 11 países de Europa y los Estados Unidos,acaba de identificar cinco nuevas regiones del genoma asociadas con la enfermedad, que se suman a otras dos descubiertas previamente.

"Analizamos una colección de muestras tomadas a más de 50.000 descendientes de europeos (un grupo con diagnóstico de esquizofrenia realizado por equipos académicos expertos y otro, de control) -cuenta el doctor Pablo Gejman, científico argentino que trabaja en el Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de Chicago y vocero del consorcio de investigación-. Es el estudio más grande y el más importante que se hizo para reconocer alteraciones genéticas, o trocitos de cromosoma que desaparecen, y que dan como resultado una predisposición a este trastorno."

La esquizofrenia es una enfermedad crónica que afecta a personas jóvenes (típicamente entre los 21 y los 24 años), que persiste, incapacita y produce un enorme sufrimiento en los pacientes y sus familias.

Sus síntomas cardinales configuran lo que se conoce como psicosis: los pacientes ven, escuchan o piensan cosas desagradables que no están basadas en la realidad y es imposible convencerlos de que no tienen fundamento.

"Es un cuadro que todavía está rodeado de misterios -dice Gejman, que esta semana está en Buenos Aires para presentar los últimos hallazgos en la genética de la esquizofrenia en el Congreso Mundial de Psiquiatría-. Uno de ellos es que afecta mucho más gravemente a los hombres que a las mujeres. Otro, que a pesar de que se vio que estos pacientes tienen menos hijos que la población general, la frecuencia de la enfermedad no desciende (tiene una prevalencia del 5 por mil). Quiere decir que no depende solamente de los genes o que hay mecanismos genéticos que se autoperpetúan, como nuevas mutaciones o diferentes combinaciones de genes."

Un cuadro complejo

Ocurre que se trata de un trastorno complejo, que responde también a factores ambientales y no ambientales. Entre los primeros figuran las hambrunas, las complicaciones en el parto que afectan al cerebro (como la falta de oxígeno o ciertas infecciones), tener padres añosos (en particular, que el padre tenga más de 50 años) o nacer en ciudades.

"Todos estos factores producen incrementos pequeños del riesgo -dice Gejman-, lo duplican, triplican o cuadruplican. El factor genético también es relativamente pequeño, pero individualmente es más grande que cualquiera de los otros."

Por ejemplo, si alguien tiene un padre con esquizofrenia, su riesgo de padecerla aumenta unas diez veces. Si son los dos, alcanza el 46%.

Según el científico, la diferencia entre este estudio y los previos es que se realizó con la técnica GWAS (genome wide association study), en la que no se parte con una hipótesis precisa, sino que se examina el genoma en su totalidad para encontrar asociaciones de secuencias genéticas.

Miles de genes

"Lo que estamos viendo es que la esquizofrenia es una enfermedad poligénica, quiere decir que el modelo que mejor la explica es el que predice que hay muchos factores genéticos involucrados, incluso miles -afirma Gejman-. Hasta ahora pudimos detectar independientemente éstos, pero hay muchos otros. Podemos comparar con la muestra el efecto esperado matemáticamente. Lo que se observa es un exceso que sólo puede atribuirse al efecto poligénico. Quiere decir que hay muchos genes que no se pueden ver individualmente, pero que aumentan el riesgo."

Lo que comienza a entreverse en estos estudios, explica Gejman, es que se dan dos posibilidades: o se presentan grandes alteraciones cromosomales, que son infrecuentes, pero cuyo efecto es más fuerte, o uno tiene pequeños cambios genéticos que son comunes a toda la población, pero que, agregados, conducen a este trastorno.

¿Puede una persona presentar estas alteraciones genéticas sin desarrollar los síntomas?

"Sí -asegura Gejman-. Sabemos que el efecto de cada una de estas localizaciones es pequeño, pero existe."

Y enseguida concluye: "Todavía no hay cura para la esquizofrenia, y los tratamientos tienen efecto limitado. Este tipo de estudios está cambiando nuestra comprensión de la biología molecular de la enfermedad y a medida que vayamos acumulando más hallazgos se abrirán caminos inexplorados que podrían conducir a nuevas terapias".

Fuente: La Nación.

Mi opinión: Me parece muy importante que se sigan investigando los orígenes y factores de predisposición de este tipo de enfermedades, que verdaderamente son muy tristes y tan complejas. Ojalá un día, no muy lejano, pueda encontrarse un método de cura. Jimena.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Todo por enseñar

El cuerpo de Wilfredo está echado en una silla que apenas alcanza abrazarlo. Simula estar sentado. Tiene los brazos cruzados y la mirada puesta en un horizonte no muy lejano. La nube de vapor que se desprende del mate desdibuja aquel horizonte. Wilfredo sonríe y agradece con la mirada el mate que Gladys le acerca. Chicos y chicas, todos de blanco caminan cerca del mástil que parece pelado y que se alza en medio de un patio de tierra. Otros apoyan sus bicicletas sobre el ancho tronco del algarrobo. Wilfredo da una nueva chupada al mate y, como un boxeador a punto de coronarse, se incorpora y coloca sobre su cuerpo el guardapolvo blanco. "Es hora", dice. Y en su andar seguro hace sonar la campana, esa capaz de anular los quejidos de los pavos, ensordecer el canto del gallo y convocar a esos chicos y chicas vestidos de blanco. Se ordenan de menor a mayor, en filas diferentes. Por un lado, ellas, con sus cabellos recogidos en una sola cola; por el otro, ellos, con la raya al costado bien marcadita, como recién peinada. Toman distancia y sobre un giro a la derecha se ponen de frente al mástil. Dos son los encargados de izar la bandera celeste y blanca que busca encontrar la cima con cada estrofa de Aurora.

La campana vuelve a sonar. Es hora de desayunar. Todos van en busca de su taza y se colocan en su lugar. Gladys sirve el mate cocido y el pan que ella misma preparó. Luego de unas palabras de agradecimiento a Dios por el alimento recibido, comparten la ceremonia del desayuno, que culmina con la limpieza del lugar y el lavado personal de cada taza de plástico.

Quince minutos pasaron de las 8. Tiempo de tocar la campana para dar inicio a una nueva jornada en la escuela Nº 209 del Paraje Pozo Hondo, la más antigua de la zona, a 34 kilómetros de Taco Pozo, última población chaqueña, que limita con Salta y Santiago del Estero. Su nombre proviene de la voz quechua Tacko pozo (algo así como pozo del algarrobo), y es una localidad situada 466 kilómetros al noroeste de Resistencia, que sobrevive de la explotación forestal, la agricultura (destinada exclusivamente a la soja) y la ganadería.

Rojas, uno de los policías de Taco Pozo, nos ayuda a llegar a las tres escuelas que forman parte de esta nota. Está contento por la nueva camioneta que adquirió el destacamento. Conoce cada atajo del difícil camino que año tras año sufre la desertificación que castiga al monte chaqueño, de clima árido subtropical. "Un zorrito -dice y con el índice señala al pícaro bicho-. Seguro estuvo haciendo de las suyas por los gallineros." El buen tiempo acompaña el recorrido por la picada 8, una de esas rutas que se surcan en la tierra de tanto andar, hasta que Rojas da un giro para tomar un camino vecinal que lleva directo a la 209, tal como le dicen a la escuela que tiene como único maestro a Erlindo Wilfredo Campos.

Veintitrés años llevan casados Gladys Quinteros (49) y Wilfredo (49). "Siempre me acompañó a todos lados", dice él. Ella baja la vista y sin hablar agradece el cumplido. "Es una gran compañera." Esta vez, los ojos de Gladys pecan de vergüenza.

Fue en Taco Pozo que Wilfredo se inició como docente y, como a tantos otros maestros de la zona, la vocación no fue la razón que lo empujó a las aulas. "La única carrera que nos era de fácil acceso era la docencia -reconoce-. Es cierto que no fue por vocación, pero cuando empecé a ejercer, a tener esta vida, sentí como si mi vocación hubiera estado dormida; sólo necesitaba despertarla."

Esa misma sensación es la que comparten Mauro Risso Patrón (39) y Alberto Salvatierra (55). El primero soñaba con ser profesor de educación física; el otro, enfermero. Hoy trabajan en dos escuelas rurales. Mauro lo hace junto a Rolando Albornoz (39) en la 816 del Paraje Primavera (a 130 kilómetros de Taco Pozo) y Alberto, al lado de su hermana Lidia (52), en la Nº 845, en el Paraje El Rosillo (a 50 kilómetros de la ciudad).

"Es que si no sentís un amor hacia esta profesión, es difícil que lo hagas", reflexiona Rolando, un hombre que desde chico sabe bien del caso. Su mamá fue maestra rural y él era uno de los tantos niños que corría por el monte. "Conozco todas las picardías", confiesa ante la atenta mirada de Mauro, que alguna vez fue su compañero de secundario y con el que hoy comparte la vida en la escuela. "Por suerte nos llevamos bien, gracias a Dios, porque no es fácil convivir en un lugar tan chico", aclara Mauro, que luce como engominado -en verdad, se peina con crema enjuague y le lleva su tiempo, pero si lo hiciera con el clásico gel atraería toda la tierra y las hojas de la zona-. El cuarto que comparten sirve de dormitorio y de depósito de mercadería, todo separado por un biombo y alguna cortina improvisada.

Hubo un tiempo en que la vida de Wilfredo y Gladys transcurría por entero entre las paredes de la escuela. "Nuestros hijos vivían con nosotros y estudiaban acá. La más grande iba a primer grado". Son cinco los hijos que tiene el matrimonio. El mayor ahora tiene 28 años, está casado y vive en Buenos Aires. Le sigue una de 23, también casada; otras dos de 19 y 18, y un nene de 13, que viven y estudian en Taco Pozo. "Por eso los viernes nos vamos para allá", dice Gladys.

Como una peregrinación y si el tiempo lo permite, el camino a Taco Pozo se colma los viernes de maestros que buscan reencontrarse con los suyos. Se mueven en camionetas, motos y bicicletas. "Es importante llegar no sólo por nuestras familias, aunque nos ha pasado de tener que quedarnos por las complicaciones climáticas", reconoce Mauro, que a bordo de su moto tarda un poco más de dos horas si el camino de tierra está en óptimas condiciones. "Mi mujer me pide que me cuide, me tortura con que vaya despacio porque ya tuve un accidente -cuenta Mauro, padre de una nena de 2 años y un nene de 6-. Fue con la camioneta. Me metí en un arenal y terminé contra un árbol, todavía tengo algunas marcas (muestra cicatrices en su brazo y otras en su cara)." Su mujer no sólo le pide que se cuide en el camino. "Muchas veces me reclama que no tengo tiempo para ellos -dice con pesar-, porque cuando estoy en Taco Pozo me la paso haciendo cosas relacionadas con la escuela, la búsqueda de la mercadería, algún que otro trámite."

Apenas llegados a la ciudad, estos hombres y mujeres de blanco se encargan de hacer los pedidos de alimentos que llevarán a las escuelas la siguiente semana (los conservan en freezer a gas) así como cualquier trámite que muchas de las familias de los parajes necesitan. "Los lunes al mediodía ya estamos de vuelta -aclara Gladys- y esperamos a los chicos con el almuerzo."

La vieja estructura de la escuela Nº 209 sirve de cocina, comedor, biblioteca y dormitorio para los nueve chicos que están albergados. "Esta es nuestra segunda casa. Tenemos gallinas, pavos, perros. Los fines de semana lo dejamos todo acá, pero los lunes estamos desesperados por llegar para reencontrarnos con nuestras cosas - confiesa Wilfredo-. Tratamos de tener un ambiente bueno, cómodo a pesar de las carencias. Nos privamos de muchas cosas." Ellos saben que su escuela, a diferencia de muchas otras de la zona, goza de mejores condiciones, como la de contar con un aula, separada del viejo edificio, que acoge a los 18 alumnos y una habitación que les permite contar con una cama matrimonial y un baño personal. "En medio del monte esto parece un lujo", comenta con cierta ironía Wilfredo. Y la ironía no es equívoca, sólo basta con comparar con la escuela de los hermanos Salvatierra y la de Mauro y Rolando, cuyas necesidades son aún mayores.

"Tenemos una sola aula que usamos los dos -cuenta y muestra Rolando-. Separamos a los dos grupos con un pequeño placard que nos dieron del Ministerio." En el momento de dar clases tanto Mauro como Rolando intentan controlar el tono de sus voces. "Nos pasa muchas veces que los chicos están más atentos a lo que ocurre del otro lado", cuenta Mauro, que trabaja con el primer ciclo (primero, segundo y tercer grado). "Es bastante incómodo -reconoce Rolando a cargo de los cuatro grados restantes-, de esta manera es más fácil que se distraigan."

En la de los Salvatierra el primer ciclo se dicta en el salón; en cambio, el segundo se da en la galería "No es nada fácil -explica Lidia-. El frío en invierno se hace sentir y en el verano las temperaturas son altísimas (llegan a los 48ºC), por eso a veces preferimos dar las clases debajo del algarrobo. Llevamos las sillas y los bancos hasta ahí. Ni te cuento lo que ocurre con la llegada del viento norte. Volamos. La tierra y las hojas hacen que sea imposible dar clases. Nos falta un salón."

DORMIR EN LA ESCUELA

Antes de que amanezca Mauro ya está al pie de la cama, al igual que el gallo que se prepara para dar su primer cacareo. Prepara el fuego y pone la pava con agua para disponer de algo caliente para tomar. Espanta a uno que otro chivo que se mete en el patio, toma la escoba y comienza a barrer para tener todo listo antes de la llegada de los chicos. Al ratito, una de las mamás (se turnan) se encarga de hacer el mate cocido para que desayunen los nenes y las nenas que poco a poco comienzan a llegar. Los primeros en llegar son los albergados que duermen en camas dispuestas en casas de vecinos, ya que el colegio de Mauro y Rolando no cuenta con un espacio para hospedarlos. "Tenemos las camitas, los colchones -se entusiasma Rolando y muestra las camas que hoy sirven de biblioteca en el aula-. Nos prometieron que para fines de este año íbamos a contar con una habitación para los alumnos que necesitan quedarse."

Roxana, Franco y Darío son algunos de los chicos albergados en la escuela de Wilfredo, y como en toda casa se mantienen ciertas reglas. Sin importar el frío, el calor ni el viento norte, a las 7 salen de las camas marineras. Por un lado están los nenes y del otro lado de la cortina, las nenas. "Nos levantamos, nos vestimos, organizamos las camas, barremos la galería, el aula -enumera Roxana García (11), la hermana de Franco, que anhela con armar las valijas alguna vez y salir a conocer diferentes ciudades, no importa cuáles, sólo que sean diferentes unas de otras-. Después de todo eso, nos ponemos el guardapolvo y hacemos la fila para saludar a la Bandera."

Si hay algo que a Wilfredo y a Gladys les importa mucho, es que los chicos se lleven bien. "Somos como una gran familia, con nuestros días buenos y malos -asegura el maestro-, pero por sobre todo nos cuidamos unos a otros. Son muchos los papás que nos piden que tengamos a sus hijos aquí, porque saben que siempre van a tener la comida caliente, un espacio donde dormir, donde jugar. Pero no podemos." En la actualidad, Wilfredo y Gladys tienen a 9 chicos con los que comparten la semana más allá de la hora de clases. "Es como volver a tener hijos", dice ella y no se equivoca, ya que deben encargarse de cuidarlos, de darles de comer, de la higiene, de la vestimenta, de ofrecerles alguna actividad extra, como el trabajo en la huerta o el tejido.

Samuel tiene 11 años y es uno de los que duermen en la escuela del paraje El Rosillo. Los alumnos comparten el mismo cuarto que los maestros. Los nenes, con Alberto; las nenas, con Lidia. "El maestro ronca", dice Samuel con la aprobación de Juan (8), su compañerito, y ante tal confesión se anima a ir en busca de dos fundas para almohadones que él tejió al crochet. Admirable. "Les enseña la mamá de un alumno -cuenta Lidia, que en diciembre se jubilará-. Nuestra intención es integrar a los padres con la escuela, que sientan que éste es un lugar que les pertenece."

El agua hierve una y otra vez en la gran olla que Gladys llena con verduras recién cortadas de la huerta. "El agua tiene arsénico -dice Gladys-. Van a venir del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) a explicarnos cómo limpiarla."

El sonido ambiente, ese que tiene a los pavos como protagonistas absolutos con sus eternas peleas, es interrumpido por las voces de chicos y chicas que van corriendo hasta la canchita de fútbol. La pelota ya está en el campo de juego y acá no importa el sexo, todos corren en busca de la gloria en los 20, 30 minutos que dura el recreo.

Antonella (12) está sentada como espectadora. Le gusta jugar, pero hoy no tuvo ganas. Todos los días por la mañana la acompaña en bicicleta su mamá. Sueña con ser maestra y trabajar en una escuela como ésta. Está en quinto grado y sabe que en poco tiempo se trasladará con su mamá a Taco Pozo para cursar el séptimo grado y más tarde, el secundario. "Uno de los grandes déficits de la escuela rural es el de no poder asegurar la continuidad del estudio en el secundario -reflexiona Wilfredo-, la mayoría de los chicos se queda sólo con el séptimo grado. Intento concientizar a sus padres de la importancia, pero más allá de las ganas, se necesita tejer una red." Por lo general, los chicos son introvertidos. Mauro reconoce: "Hoy la comunicación sigue siendo uno de los mayores desafíos; les cuesta muchísimo adaptarse a otros lugares". A la hora de tejer redes, Lidia cuenta que en Taco Pozo familiares de distintos maestros suelen recibir a alumnos para que puedan iniciar el séptimo grado y luego seguir. "Es una gran apuesta", se sincera Wilfredo.

El almuerzo ya está listo. Es hora de compartir la mesa. A las 12.30, los chicos que sólo concurren a clase están listos para marcharse. El otro grupo, sólo se quita el guardapolvo y vuelve al patio del colegio para jugar unos minutos, porque a las 13 comienza la radionovela que tiene al monte en jaque: Nazario Pereyra, el salvaje. Alrededor de la radio portátil, y como detenidos en el tiempo, nos dejamos seducir por este héroe que lucha por conseguir el amor de su amada y conocer su pasado.

"Espero algún día escuchar sobre mí lo mismo que decían de mi madre -cuenta emocionado Rolando-, gracias a fulana me eduqué. Gracias a ese maestro, hoy soy lo que soy. Eso me llena de esperanzas."

Capacitar para crecer

Entre los tantos programas en los que trabajan la Fundación Bunge y Born y la Fundación Navarro Viola se destaca el dispositivo de capacitación que desde este año se implementa en la localidad de Taco Pozo, en Chaco. "Uno de los cambios más profundos fue la manera de acercarnos a los docentes -destaca Constanza Ortiz, gerente de Proyectos de la Fundación Bunge y Born-. Lo que nos propusimos es que los temas relacionados con la capacitación lleguen efectivamente al aula. Nos pasó en otras experiencias que muchos maestros nos dijeran: es divino, todo muy lindo, pero mis chicos no pueden con esto."

Con objeto de focalizar en la enseñanza en el área de lengua, en especial en la alfabetización inicial (porque es prerrequisito del desarrollo posterior de la lectura y la escritura y su alcance en tiempo y forma, predictor de éxito escolar), promoción de la lectura y didáctica de la lengua, se armó este programa de capacitación que se desarrollará durante dos años en nueve escuelas seleccionadas por el Ministerio de Educación, en la región de Taco Pozo.

Una vez por mes el equipo, que cuenta con la coordinación operativa de Cecilia Martínez, se acerca a los colegios con los capacitadores para trabajar en las aulas, con los maestros y los chicos. "La realidad de cada escuela nos compromete a modificar y a repensar cada parte del programa -destaca Ortiz-. La experiencia es muy interesante y permite un verdadero ida y vuelta."

No es la primera vez que la Fundación Bunge y Born trabaja con los colegios rurales. Desde hace más de 35 años colabora con el envío de material escolar y desde 2007 hace foco en la capacitación de los docentes con la finalidad de colaborar con la mejora de la calidad de la oferta educativa de las escuelas rurales, brindando a sus maestros la posibilidad de actualizar contenidos y adquirir herramientas que les permitan enriquecer el proceso de aprendizaje de sus alumnos.

Mayor información:

www.fundacionbyb.org
www.fnv.org.ar

Argentina Rural

"La educación rural es la modalidad del sistema educativo de los niveles de educación nacional, primaria y secundaria, destinada a garantizar el cumplimiento de la escolaridad obligatoria a través de formas adecuadas a las necesidades y particularidades de la población que habita en zonas rurales" (artículo N° 49 de la ley de educación nacional).

Según el informe de Relevamiento Anual 2008 de la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (Diniece), en la Argentina existen 20.126 escuelas rurales (en poblaciones de menos de 2000 habitantes o en campo abierto) de educación común y de niveles inicial, primario y medio. A continuación detallamos la cantidad de colegios por provincia:

Buenos Aires: 2583

Córdoba: 1891

Entre Ríos: 1637

Santiago del Estero: 1608

Salta: 1463

Santa Fe: 1302

Corrientes: 1214

Tucumán: 1154

Mendoza: 1066

Misiones: 1024

Chaco: 1004

Catamarca: 713

La Rioja: 655

Jujuy: 512

Formosa: 474

San Juan: 457

San Luis: 355

Neuquén: 293

La Pampa: 227

Chubut: 217

Río Negro: 209

Santa Cruz: 55

Tierra del Fuego: 13

Más datos: www.mapaeducativo.edu.ar
http://diniece.me.gov.ar

Fuente: la Nación.

Mi opinión: Admiro la vocación de estos docentes que se desviven por sus alumnos. ¿Cuándo será el momento en que los gobernantes hagan algo para mejorar las condiciones de estas personas que se esfuerzan tanto por educar? ¿Cuándo será la educación lo más importante? Está bueno que se busque progresar e incluir nuevas tecnologías, pero me parece que primero se tiene que pensar en solucionar las necesidades de los pueblos y ciudades olvidados. Si tanto hablan de inclusión, incluyamos al resto del país. LA EDUCACIÓN ES PARA TODOS. Jimena.

Claves para mantenerse activo y lúcido a través de los años

Por Marcelo Rodríguez | Para LA NACION

Cualquiera puede entender lo que significa "mantener la lucidez" sin demasiadas explicaciones y, sobre todo, sin demasiadas definiciones de lo que significa. Porque la lucidez -y sobre todo, la posibilidad y el temor de ir perdiéndola conforme avanzan los años de la persona adulta- no tiene un modelo social ni biológicamente establecido: sólo es posible evaluarla en relación con las habilidades que cada uno desarrolló en su juventud.

Y por eso, también, los indicadores del deterioro cognitivo -la disminución de las capacidades de moverse, de pensar adecuadamente a la situación, de prestar atención, quizás de comunicarse- van más allá de parámetros clínicos o de códigos sociales: son el malestar, la tristeza, la alteración de la realidad cotidiana, el sentimiento de culpa por no poder manejarse tan independientemente como antes, lo que mide el peso de la vejez en cada persona.

Por eso la vejez, aún cuando forma parte de la naturaleza, constituye uno de los grandes temores humanos, y la pregunta sobre cómo llegar a esta edad y transitarla con lucidez es una de las grandes preguntas a las que la medicina y la psicología tratan de aportar respuestas. Una de las respuestas más firmes, según explica el doctor Moisés Schapira, especialista en Gerontología y Medicina Familiar, es que las capacidades perdidas en general no se recuperan, y que por eso es necesario desarrollarlas en la juventud y preservarlas en la edad adulta. Y que hay ejercicios y tratamientos específicos para la preservación de las capacidades cognitivas, aunque no hay estándares universales ni garantías, ya que cada persona es diferente.

Como un capital cognitivo

Desde el sentido común se puede decir que es como el buen pasar económico: conviene desarrollarlo en la juventud para no pasar apremios más adelante, cuando ya es más difícil conseguir lo que nunca se supo cómo. Desde el punto de vista neurológico, las capacidades cognitivas (lenguaje, juicio, inteligencia, atención, ubicación espaciotemporal, memoria, capacidad visoespacial) dependen de la dinámica de las células nerviosas, que establecen entre sí conexiones llamadas sinapsis.

"Cuanto más activas se mantengan las capacidades cognitivas durante la juventud, a través de la actividad social e intelectual, del juego y de todo aquello que estimule el ejercicio de la inteligencia y la salud mental, mayores serán las conexiones sinápticas que se establecen, y mayores son las chances de tener una buena capacidad cognitiva a medida que se avance en edad", señala Schapira.

El especialista explica que hay cierta disminución de capacidades que es propia de la senectud, como algunos olvidos o la dificultad para recordar nombres, por ejemplo. ¿Cuándo necesitan tratamiento específico? "Los síntomas dependen de cada persona, así como de la causa del deterioro y de las funciones afectadas", responde. La amnesia (pérdida de la memoria), la afasia (pérdida del lenguaje) o la dificultad para identificar o reproducir formas (pérdida de la capacidad visoespacial), obedecen a diferentes causas y presentan diferentes posibilidades de tratamiento.

Los cambios bruscos en el carácter, un repentino retraimiento o pérdida de la capacidad de socializar, perderse yendo a un sitio conocido y, sobre todo, olvidos en situaciones que antes constituían un hábito (el lugar donde siempre se dejan las llaves, o el nombre de personas del entorno cercano) y pérdida de las habilidades que antes caracterizaban a la persona (no de capacidad física, sino, por ejemplo cocinar, organizarse o manejar la economía doméstica) pueden ser motivo de consulta a un especialista.

Los definitivos "sí"

Lo que, con un importante grado de evidencia en la mano, piensan hoy los especialistas es que las actividades que ayudan a crear y fortalecer sinapsis coinciden con aquellas que suponen adquirir habilidades nuevas, y son tanto más efectivas cuanto más intervienen en ellas la capacidad lúdica y el placer de llevarlas a cabo. La licenciada Miriam Cohn, jefa de Terapia Ocupacional del centro Hirsch de San Miguel, da algunos ejemplos de ejercicios tales como hacer palabras cruzadas, sopas de letras, sudokus, ejercitar la mano izquierda cuando uno es diestro, estimular las capacidades sensoriales o "ejercitar la memoria con actividades tan simples como no consultar la lista de compras mientras se está en el supermercado y corroborar sólo después".

En el sitio web del Instituto de Mayores y Servicio Social español (INSERSO) se recomiendan una serie de ejercicios referidos a las diferentes funciones cognitivas. Para estimular la atención, por ejemplo, se sugieren tareas simples como trabajar con series numéricas concretas, nombres de los meses del año en sentido directo e inverso.

La memoria inmediata se estimula con ejercicios de repetición de series, reforzando la memoria reciente con ejercicios cortos que faciliten la fijación y el recuerdo ("me llamo como su hija") y repetir los ejercicios un tiempo prolongado para mantener la memoria remota.

Para mantener el concepto numérico y el cálculo, se resuelven problemas y operaciones aritméticas y juegos numéricos. El razonamiento se estimula mediante ejercicios que trabajen la capacidad de clasificar características de los objetos, mientras que los aspectos del lenguaje y la capacidad visoespacial se ejercitan mediante la escritura, el dictado y el dibujo.

Un fantasma con apellido alemán

La prevalencia del mal de Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa progresiva, se acerca al 11% de la población mayor de 80 años, y a partir de los 65 se duplica cada 5 años el riesgo de padecerla, según datos de la Sociedad Española de Neurología. Es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central que sólo en un 1 a un 5 por ciento de los casos es genética (es decir que en general es muy poco previsible) y no hay tratamientos eficaces contra ella: apenas hay algunos fármacos que en algunos casos pueden retardar el deterioro y hacer que avance más lentamente que en pacientes sin tratamiento, pero es por ahora un terreno con más incertidumbres que seguridades.

Sin embargo la posibilidad de deterioro cognitivo severo relacionado con la edad ha quedado demasiado asociada al mal de Alzheimer, cuando hay muchas otras causas de deterioro -las demencias vasculares y el mal de Parkinson entre las más frecuentes- con diferente pronóstico y diferentes posibilidades de tratamiento.

Para Schapira, la prevalencia de las demencias vasculares -es decir, como secuela de un ACV o por problemas de irrigación sanguínea en el cerebro- pone de manifiesto la importancia del cuidado integral de la salud cardiovascular en la preservación de la lucidez y la autonomía en la vejez. La hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, el tabaquismo y la falta de actividad física juegan naturalmente en contra.

En las personas con demencias vasculares la posibilidad de recuperación reside en la resiliencia de las áreas cerebrales dañadas, señala Cohn: "Depende mucho de la persona y de su caso particular, y en este proceso es fundamental el compromiso del paciente con la tarea que está realizando, porque nosotros podemos guiarlos, pero el noventa por ciento lo ponen ellos", comenta la terapeuta.

Frente a la pérdida de capacidades cognitivas, señala Schapira, "hay mucha oferta pero no existe un tratamiento preventivo cuya eficacia esté suficientemente demostrada, aunque sí es posible que la persona potencie las capacidades que conserva y se adapte a su nueva situación que está viviendo, por lo que la clave se centra en estimular las funciones remanentes".

Fuente: La Nación.